Los oyentes del programa, lectores de mis artículos y amigos ya sabéis de mi ferviente devoción por el duque blanco Mister David Bowie. Prácticamente cada semana cae un tema suyo o una versión, hay una referencia en algún párrafo o aparece en alguna conversación nocturna a pie de barra. Sin embargo, hay una espina que nunca he podido sacarme y es no haber visto al británico universal en directo. Tuve mi oportunidad en 2004 durante el Reality Tour, saque mi entrada para los conciertos de Xacobeo nada más conocer la noticia, prefiero no recordar el sms de un estimado amigo que me confirmó su caída del cartel por problemas de salud. Entré en su web para comprobarlo y maldecí aquel momento. Ese verano de 2004 The Cure acompañaron a Lou Reed, Muse y Starsailor en Santiago de Compostela y, aunque Robert Smith estuvo pletorico, habría dado todo por ver a Bowie subir al escenario de Monte do Gozo... mi gozo en un pozo.
De acuerdo, el Reality Tour no estaba cosechando buenas críticas y el duque estaba muy lejos de esos míticos conciertos setenteros con Ziggy Stardust & the Spiders from Mars, pero su repertorio era impresionante y se había preparado a conciencia en la que, todo indica, sería su última gran gira mundial. Un amago de infarto nos privó de él y, si algo pido a este 2008, es que salde nuestra deuda con un nuevo show, da igual donde y cuando, que allí estaré.
Hoy martes cumple 61 años y su legado permanece inalterable al paso del tiempo. Bowie es el artista que ha sabido envejecer más dignamente de la historia de la música y, aunque me quedo con sus primeros diez años, cada una de las etapas de su longeva carrera nos ha dejado canciones memorables. El apogeo Glam, su vena rockera, su época berlinesa con Brian Eno, su sociedad con Iggy Pop, sus aportaciones a la música disco, sus coqueteos con la electrónica, sus participaciones en bandas sonoras de culto, sus épicos baladones... es imposible que en un concierto de tres horas no se quedasen fuera más de una buena docena de hits. El peor disco de Bowie sería la obra maestra de cualquier artista que copa las listas de éxitos actuales.
No en vano, creo que todos los músicos han pasado por una "etapa Bowie" a lo largo de su trayectoria (repasa la trayectoria de Alaska, Héroes del Silencio, U2, Radiohead... y me darás la razón). A todos les gusta jugar a ser dios, a todos nos gusta emular a Bowie en algún momento de nuestra vida, todos podemos ser héroes... sólo por un día.
martes, 8 de enero de 2008
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