Ese glamour de mercadillo pseudocultureta no va conmigo, aunque lo respeto. Sin embargo, sería injusto meter en el mismo saco a Ladinamo Café. Generalizar es siempre un error pues, como en un vagón de metro, puedes encontrarte de todo, desde indeseables a gente admirable.Descubrí Ladinamo en 2004, cuando dentro de la programación del Cinemad proyectaron parte de la filmografía del inquietante Alejandro Jodorosky. Fue muy grato disfrutar del cineasta chileno con la sala a rebosar (era entrada libre) y cerveza en mano, pero más divertido aún fue contemplar la cara de los allí presentes después de la proyección de “La montaña sagrada” (título altamente recomendable). Esa misma jornada también emitieron un par de cortometrajes y, como colofón, la película sorpresa, que resultó ser “Kárate a muerte en Torremolinos” (esta también es recomendable, pero para vuestro peor enemigo”.
Ese mismo año, Ladinamo recibió una amenaza de cierre por ofrecer un concierto del siempre perseguido Fermín Muguruza. El apoyo vecinal de Lavapiés fue determinante para que la sangre no llegase al río, pero era cuestión de tiempo que pasara lo que hoy ya es inevitable. La asociación cultural capitaneada por Carlos Prieto se queda sin su sede, aunque seguirá agitando conciencias en su blog y en su fanzine. Seguro que la próxima vez que pase por la calle Mira el Sol para visitar a mi amiga Teresa y tomarnos unas cañas sabaderas, una tienda de chinos (de esas que venden San Pancracios que brillan en la oscuridad y demás horteradas) ocupará lo que anteriormente fue Ladinamo.
Antes del verano pasé por última vez para entrevistar a Sonora y Reincidentes, coincidiendo allí con un buen puñado de amigos periodistas (puedes leerla pulsando la foto). Me quedo con esa última imagen para el recuerdo. Si nadie lo impide Madrid, antaño oasis de la-contra-cultura, será el nuevo paradigma contra-la-cultura.
De todas esas virtudes con que cuenta
Entre las palabras que vale la pena rescatar de las conversaciones mantenidas en los últimos días, unos piensan que Haneke resulta más interesante actualmente, que Miike ha tomado el relevo del Cronenberg más insano, o que si sigue por este camino, terminará siendo una especie de Spielberg. Parece que han olvidado que hablan de una de las mentes más influyentes del género durante las últimas tres décadas, además de los pocos que pueden presumir de no haber sufrido altibajos. El triunfo de la regularidad y de la fidelidad a uno mismo. Esas son las claves por las que Cronenberg ahora es reivindicado por muchos pseudointelectuales que antes renegaban su obra, mientras muchos gurús del gore/terror se sienten defraudados.
Sin ánimo de desmenuzar aquí la película, la trama es una montaña rusa que pasa de la violencia más extrema (no perderse ni un instante de la lucha en la sauna) y momentos entrañables hasta ahora inéditos en su extensa filmografía (abrazos múltiples, exaltación de la amistad, mercenarios mostrando su versión más sensiblera...). Como el análisis de la violencia es una constante en su discurso, imagino que esta dualidad entre agresividad-sensibilidad será intencionada y habrá querido dar un paso más respecto a 


