miércoles, 5 de diciembre de 2007

Entrevista a NACHO VIGALONDO

El cortometrajista nominado al Oscar por 7.35 de la mañana apuesta por la ciencia ficción en su ansiado salto al largo. Ganador en los festivales de Texas y Sitges, Hollywood ya prepara su remake antes de que se estrene el original pues, paradójicamente, Los Cronocrímenes todavía no tiene distribución en España.


"Cuando llegue a Sundance, pienso abordar a Tarantino"


Una mansión en plena Cantabria rural. Una momia que cubre su rostro con vendas rosas. Un tipo que regresa al pasado accidentalmente y se encuentra con una bella joven. Tres elementos, a cual más desconcertante, componen la esperada opera prima del cineasta Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, Cantabria 1977). “Empecé a escribir el guión de una película de viajes por el tiempo, eran mis favoritas en la infancia, pero nunca pensé que llegaría a dirigirla. No he parado de jugar con ella, de combinar sus escasos elementos, hasta conseguir el resultado que quería. La primera película siempre tiene la obligación de ser tuya. De no existir tú, no existiría ella. Dentro de veinte años se recordará, para lo bueno y lo malo”.

Nacho afirma que no se levanta cada mañana pensando en dejar su sello. No es algo que le obsesione, pero sus creaciones siempre están regidas por unos parámetros estéticos propios. Sólo hay que repasar su trayectoria como cortometrajista. En Código 7 se atrevió con una trilogía de ciencia ficción basada en la vida cotidiana. En 2005 logró una candidatura a los Oscars con el aclamado 7.35 de la mañana, un ejercicio de estilo rodado íntegramente en un bar y cuya trama se ajusta a la duración de una canción compuesta por él mismo. Su último cortometraje, Choque, propone una aventura épica en toda regla sin salir de un salón recreativo. Con semejantes antecedentes, no es de extrañar que la economía de elementos también esté presente en su debut, con una historia de viajes temporales sin recurrir a los costosos efectos especiales. “No se trata de falta de presupuesto como muchos creen. La escasez de elementos puede usarse como recurso expresivo. Es el reto más fascinante como director y el público también lo agradece, vinculándose más a la historia porque sabe que no hay artificio”.




Los Cronocrímenes destila cinefágia desde los títulos de crédito. Harry Knowles, uno de los gurús de la red, despertó la curiosidad del público estadounidense gracias a una crítica en su multivisitado blog. “Harry estaba entre el público durante el primer pase en Estados Unidos. No creo que haya una efectividad constatada del poder que tiene Internet en el éxito o fracaso de una película, pero no me esperaba una reacción así”. Ese fue el principio del idilio internacional que está viviendo el realizador cantabro. Ganador del premio a mejor película en el Fantastic Fest de Austin (Texas), desvela sonriente que también viajará a Sundance. “Lo primero que haré será asaltar a Tarantino”, bromea. “Durante la promoción coincidí con Joe Dante. Había dos opciones: contarle todo lo que significa para mí, y que piense que soy un tarado, o guardar las formas. Al final, casi siempre opto por la segunda”.

No es la primera vez que vive una situación así. En trabajos anteriores coincidió con Borja Crespo y Miguel Ángel Martín, personas a las que tuvo el placer de admirar antes que conocer. “Nunca pensé en dar vida a un personaje de Martín, fue un sueño enfundarme la máscara de Rubberface en el cortometraje Snuff 2000”. Otro de sus compañeros de aventuras en tierras americanas fue el director vasco Koldo Serra, que también presentó en Texas su primer largo Bosque de sombras. “Es una lástima que en España no haya tenido la repercusión que se esperaba porque es una gran película, igual que pasó con Nacho Cerdá y Los olvidados. Las distribuidores piensan que hay que apoyarse en la televisión para tener mayor seguridad, se produce más de lo que realmente se puede enseñar en las salas. Por suerte, no siempre sucede así, hay casos excepcionales como el de J.A. Bayona o el dúo Balagueró-Plaza, que están funcionando muy bien”.
Tan bien que El orfanato ha alcanza los 22 millones de euros en taquilla y REC, en su primer fin de semana, sumó un millón y medio de recaudación, con su remake estadounidense en pleno rodaje. “Es una situación que te descoloca. Mí película aún no se ha estrenado en España y ya están negociando su remake en Los Ángeles. Antes, en contadas ocasiones, se distribuía fuera y ahora estamos viviendo la situación opuesta. Estoy seguro que sí Los Cronocrímenes llega a los cines españoles es gracias a la respuesta extranjera”. Sorprendido por la noticia, Nacho nos desvela nuevos datos. “Todo nació después de la proyección en Texas y ante la buena repuesta del público. A mí me ayudó a recuperar la esperanza que tenía mientras escribía el guión. Siempre imaginé que el papel protagonista le iría muy bien a Bruce Willis. Sin embargo, me gustaría que la actriz también fuera Bárbara Goenaga, trabajar con ella es asquerosamente cómodo”.


Bárbara también protagonizó su cortometraje Choque, donde interpreta a la pareja del propio Vigalondo. Aunque se considera más autor que intérprete, siempre se reserva un papel en sus obras. En Los Cronocrímenes da vida a un peculiar científico. “Es un personaje que representa mi labor en la película, existen muchos paralelismos conmigo. Se trata de un niño grande que no para de jugar, igual que el director. Cuando te sitúas detrás de la cámara, crees que eres creador y víctima al mismo tiempo. Una gigantesca mentira que queda plasmada en el papel del científico”.

Después de dialogar sobre cine, mentiras y viajes por el tiempo, era inevitable desembocar en la controvertida decisión de la Academia del Cine para agilizar la gala de los Goya, dejando a los cortometrajistas fuera de la ceremonia. “Es un error que cae por su propio peso. Los académicos no valoran a los nuevos valores y con decisiones así lo único que consiguen es jerarquizar los premios. Me parece una falta de respeto hacer distinciones y calificar algunas categorías ‘de segunda fila’. Además, la entrega del Goya a Mejor Cortometraje no genera lentitud, si la ceremonia es tan larga y aburrida es por la calidad de los guiones y los continuos cambios de presentadores. Si pretender emular el espectáculo de la gala de los Oscars necesitan un presupuesto más holgado y más preparación, pero olvidarse de los cortometrajes no va a cambiar nada. De hecho, no conozco ninguna opinión a favor de esa medida”.

Más bien lo contrario. La Academia se ha ganado muchos enemigos, entre ellos los propios cineastas. Agrupados en la plataforma ‘Indignados’, los nuevos realizadores superaron las 4.000 firmas hasta lograr una precipitada rectificación, además de apoyar iniciativas como la proyección de sus cortometrajes en salas comerciales antes de los largos. “Todo esto me ha pillado fuera y tendría que analizarlo, porque podría ser contraproducente. No consiste en mendigar, sino regalar. Hay que tener en mente al espectador y evitar que los cortos sean usados como relleno”.