martes, 13 de mayo de 2008

NADIE ES PERFECTO/A

Qué la curvilínea Scarlett Johansson sea uno de los nombres más buscados en Google, haya protagonizado los sueños húmedos de hombres (y mujeres) de medio mundo y, al mismo tiempo, pueda presumir de una intachable trayectoria fílmica, no significa necesariamente que sea la mujer perfecta। De hecho, su intento de convertirse en musa del pop está resultando fallido।
Tal vez las expectativas estaban demasiado altas: la nueva novia de Hollywood interpretando el cancionero de Tom Waits, acompañada por dos gurús como Nick Zimmer (Yeah Yeah Yeah’s) o Dave Sitek (TV on the Radio) a la producción y rematando con David Bowie como estrella invitada. Buenos mimbres para un debut donde la gran duda estaba en el registro vocal de la actriz, teniendo como único referente su versión del “Brass in Pocket” de The Pretenders en la película Lost in Translation. Esa secuencia del karaoke tenía su gracia, pero este disco produce la sensación menos deseada por un artista: indiferencia. “Falling down” no tiene la fuerza que requiere un single, su voz está excesivamente tratada y carece de la arrebatadora personalidad que siempre ha caracterizado a la actriz neoyorquina।


Una vez, mi admirado Jordi Costa dijo que Scarlett Johansson era puro marketing y que, si se despojara de todo ese pseudo glamour mediático, sólo sería una niña más de la América profunda con sobrepeso, de esas que se pasan el día en bata dentro de su caravana y beben leche directamente del envase. Puede que su imagen esté sobredimensionada y que todo este regusto indie no sea más que una estrategia para mitificarla, aunque si la comparamos con otras actrices de su edad (¿Lindsay Lohan?, ¿Jessica Alba?) encontramos algo más de talento y buen criterio.Queda saber si este “Anywhere I lay my head” ha sido un capricho, un ejercicio de onanismo, un atrevimiento o si, por el contrario, tendrá cierta continuidad. De momento, sólo se trata de un disco de versiones más que no está a la altura de la belleza de su intérprete.