martes, 27 de mayo de 2008

Del LOLOLO al LALALA

Hay veces que, sin quererlo, una banda mítica está de actualidad. Es el caso de los siempre reivindicables The Kinks y, seguramente, su líder Ray Davies ni lo sepa, pero es difícil caminar por la calle y no cruzarse con alguien que, con mayor o menor fortuna, tararea eso de "lololololola”. El motivo es el nuevo anuncio de Coca Cola, que convierte el mundo en un karaoke gigante a ritmo de la canción Lola de The Kinks. Aunque lo curioso es el origen de este tema, que podemos encontrar en el discazo Lola vs. Powerman and The MoneyGo-Round par tone, una joya del rock setentero. Su letra cuenta la historia de un romance con travesti de por medio, algo parecido a lo que le pasó al (ex) futbolista Ronaldo hace unos meses, y en una estrofa Davies decía que sus labios tenían sabor a Coca Cola. A la BBC no le gustó la idea y consideró que tenía un mensaje publicitario implícito, así que se cambió la palabra Coca Cola por Cherry Cola para poder sonar en las radios británicas. Décadas después se ha repetido la película, pero a la inversa. Lola y su Coca Cola suenan en los móviles igual o más que el Chiki Chiki, aunque la mayoría de sus usuarios si conocen a Chikilicuatre pero no saben quienes son The Kinks. Lástima.

Hablando del festival anteriormente conocido como Eurovisión, estos días hemos asistido a uno de los debates más delirantes de los últimos años, cuando José María Iñigo abrió la caja de los truenos al afirmar que Massiel ganó en el 68 por compra de votos. Lo que no se ha dicho es que el archifamoso La, la, la tiene un parecido más que razonable con otra canción de The Kinks llamada Death of a Clown, como el mismo Dave Davis dejó caer en su autobiografía. La venganza se sirve en lata fria.

martes, 13 de mayo de 2008

NADIE ES PERFECTO/A

Qué la curvilínea Scarlett Johansson sea uno de los nombres más buscados en Google, haya protagonizado los sueños húmedos de hombres (y mujeres) de medio mundo y, al mismo tiempo, pueda presumir de una intachable trayectoria fílmica, no significa necesariamente que sea la mujer perfecta। De hecho, su intento de convertirse en musa del pop está resultando fallido।
Tal vez las expectativas estaban demasiado altas: la nueva novia de Hollywood interpretando el cancionero de Tom Waits, acompañada por dos gurús como Nick Zimmer (Yeah Yeah Yeah’s) o Dave Sitek (TV on the Radio) a la producción y rematando con David Bowie como estrella invitada. Buenos mimbres para un debut donde la gran duda estaba en el registro vocal de la actriz, teniendo como único referente su versión del “Brass in Pocket” de The Pretenders en la película Lost in Translation. Esa secuencia del karaoke tenía su gracia, pero este disco produce la sensación menos deseada por un artista: indiferencia. “Falling down” no tiene la fuerza que requiere un single, su voz está excesivamente tratada y carece de la arrebatadora personalidad que siempre ha caracterizado a la actriz neoyorquina।


Una vez, mi admirado Jordi Costa dijo que Scarlett Johansson era puro marketing y que, si se despojara de todo ese pseudo glamour mediático, sólo sería una niña más de la América profunda con sobrepeso, de esas que se pasan el día en bata dentro de su caravana y beben leche directamente del envase. Puede que su imagen esté sobredimensionada y que todo este regusto indie no sea más que una estrategia para mitificarla, aunque si la comparamos con otras actrices de su edad (¿Lindsay Lohan?, ¿Jessica Alba?) encontramos algo más de talento y buen criterio.Queda saber si este “Anywhere I lay my head” ha sido un capricho, un ejercicio de onanismo, un atrevimiento o si, por el contrario, tendrá cierta continuidad. De momento, sólo se trata de un disco de versiones más que no está a la altura de la belleza de su intérprete.