lunes, 14 de enero de 2008

How to make... a REMAKE

Parece que la huelga de guionistas estadounidenses está haciendo mucho daño en Hollywood y no sólo por provocar la cancelación de los Globos de Oro, sino porque cada vez en más difícil encontrar una idea original en la cartelera, plagada de precuelas, secuelas, biopics, remakes, adaptaciones y demás variantes. Este mes tres iconos del celuloide han sido recuperados para medir sus fuerzas en la lucha por la taquilla: Alien, Predator y Michael Myers. El ganador de este titánico duelo lo podéis imaginar.
Cuando era pequeño aluciné con Alien y todavía me sigue pareciendo una película de terror redonda, resultado de la unión de tres genios como Ridley Scott, Dan O’Bannon y Moebius en estado de gracia. La secuela de Cameron también me gustó, pero perdía la esencia del original cambiando el suspense por la acción y el espectáculo. Predator tuvo peor suerte y su innecesaria segunda parte contribuyó mancillar un personaje llamado a ser de culto. No contentos con eso, el nombre de Alien y Predator continuó devaluándose con su batalla en AVP, película dirigida descaradamente a la generación Playstation. Si en la cinta original de Ridley Scott un solo Alien era capaz de sembrar en pánico en toda una tripulación ¿cómo se entiende que ahora ejércitos enteros caigan como moscas?.
AVP 2: Requiem es más de lo mismo, pero en la tierra y con la incursión de una nueva criatura cuyo nombre es casi tan ridículo como su aspecto: el Predalien. ¿Qué astuto productor propuso este personaje pensando en las ventas que generaría su venta de muñecos o camisetas?, ¿Walter Hill?... ¿o es que realmente le preocupa más su adaptación al videojuego que la opinión de los seguidores de la saga?.
Alien y Predator forman parte del imaginario colectivo ochentero, se ganaron un respeto que ahora están dilapidando de manera desmesurada. Puedes enfrentar a Godzilla con Ghidora, a Santo con la Momia Azteca, a Freddy con Jason, porque todos ellos (aunque entrañables) pertenecen a la serie B y los crossover son bien recibidos, incluso se agradecen, pero con dos pesos pesados de Hollywood la cosa cambia. ¿Os imagináis al Padrino contra Scarface?, ¿a Deckard contra Neo?, ¿una carrera entre el Titanic y el Poseidón?. Resulta ridículo, pero si la huelga de guionistas se alarga, no hay que descartar nada.

Alien vs Predator Vs El código da Vinci. Coming soon.

Los padres de esta creación fueron los hermanos Strause, quienes juraron y perjuraron que su obra no tendría nada que ver con AVP y que sería del agrado de todos los fans, pero debían referirse sólo a aquellos menores de quince años. Su acierto, saber combinar los tradicionales animatronics con las técnicas digitales, que para algo son maestros en efectos especiales antes que directores. Ahora vamos con Halloween el origen, que lo estáis deseando.

Rob Zombie, al igual que los Strause, también es un “intruso” en la profesión. Pionero dentro del Metal Industrial desde la fundación de White Zombie, su aventura detrás de las cámaras parecía una excentricidad típica de un músico megalómano, sin embargo, se ha convertido en uno de los realizadores más interesantes del género por varios motivos:

- Es amante del cine por encima de directos, por lo que trata al público con sumo respeto y cuida cada producción hasta el último detalle. Acierta cuando hace guiños, homenajea a los clásicos o recluta viejas glorias en el reparto.
- Es un autor. Escribe sus guiones, produce y dirige. Trabaja de manera casi artesanal, con poca burocracia, y eso se nota en el resultado final, recordando a las cintas de Carpenter, Craven o Hooper que marcaron nuestra infancia.
- Artísticamente es impecable y sabe depurar su técnica hasta el extremo. La violencia es una película de Rob Zombie es incómodamente bella, te molesta pero no puedes dejar de verla. Cuando termina la película piensas “este tipo está enfermo, pero es un genio”. Después de lo alto que ha dejado el listón, no me extraña que Marilyn Manson se haya pensado dos veces eso de dirigir una película.

Reconozco que tenía incertidumbre por ver Halloween. La casa de los 1.000 cadáveres y, especialmente, Los renegados del diablo me fascinaron. En esta Rob no había trabajado con Lions Gate, estaban detrás los hermanos Wenstein (famosos por limitar la creatividad de sus directores y responsables de dividir Grindhouse en dos partes) y la película había triunfado en las salas estadounidenses. Además, nunca fui seguidor de la saga Halloween porque Michael Myers no es tan delirante e imprevisible como Freddy Krugger ni tan brutal y primitivo como Jason Vorheess. A Myers le falta carisma y, honestamente, su origen me importaba un pie.

Zombie supera su tercer asalto y se reafirma como el director más en forma de la nueva hornada. Seguro que Carpenter se sentirá orgulloso de esta nueva entrega, mientras que dudo mucho que Ridley Scott ni tan siquiera haya visto (ni verá) AVP2. Ahí está la diferencia entre una secuela (o precuela) buena y mala: en respetar para ser respetado.