2. El malo: No me refiero a Fernando Torres, sino a Jeremy Irons, sin duda el mejor enemigo al que se ha enfrentado John McClane. Por mucho que Timothy Oliphant sea el último icono gay, su personaje es plano y previsible.
4. El humor: Como le sucede a la mayoría de nuevos cineastas españoles, pretenden hacer un homenaje y les sale una parodia. Bruce Willis eleva al cubo la chulería del McClane original y hace que pierda encanto, como pasa en Los Simpsons con Homer, que cada capítulo que pasa es un poco más tonto.
Con estos argumentos, considero que los diseñadores gráficos se han equivocado al confeccionar el cartel y deberían haber incluido los elementos fijos en toda película de esta índole: el fuego, el helicóptero y la cara de duro. Ahí van unos ejemplos:
La Jungla de Cristal I y II. Media cara de Bruce Willis perplejo, edificios en llamas y helicópteros explotando, aunque en la secuela se cambia por un avión al desarrollarse en un aeropuerto. La 3 y la 4 ya sacan a Bruce Willis en su totalidad, con cara de duro y sin vehículos que eclipsen su protagonismo.
El "Gobernator" de Californía también es un experto en la matería. Antes de firmar sentencias de muerte en la vida real ya lo hacía en la ficción, donde no podían faltar ni el fuego, ni los helicópteros, ni esa cara de estar diciendo "los yogures con bifidus funcionan".
Por último, en su enésimo alarde de originalidad, el "amiguete" Santiago Segura presentó el cartel de su Torrente 3 como mandan los canones: Coches explotando, fuego y un helicópero que pasa por allí, aportando como novedad la inclusión de Lucia Lapiedra, ex actriz porno adicta (entre otras cosas) a los montajes televisivos. El resultado de crítica y público, comparable al logrado por Schwarzenegger.
Toma nota Garci, si quieres que a tu próxima película acuda público que no tenga que ir con la sonda y el tensiómetro de "Saber vivir" a las salas, prueba a poner a Alfredo Landa o Carlos Hipólito con cara de desconcertados, rodeados de llamaradas de fuego y un helicoptero como el de Esperanza Aguirre y Rajoy surcando los cielos. Igual funciona.
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