jueves, 8 de noviembre de 2007

TERROR PATRIO

“He llegado a la conclusión de que aquí nadie sabe de cine, ni conoce nada. Por eso hacen copias descaradas, porque saben que nadie se dará cuenta. Lo digo hasta de Los Otros, que di comienzo a esa tendencia en España. A mí me gustó la película de Amenabar, lo que pasa es que ya la había visto antes. La hizo Jack Clayton décadas atrás basándose en un cuento de Henry James y me pareció genial. Hay una falta alarmante de originalidad actualmente”.

Así de tajante se muestra el incombustible Jess Franco en una entrevista publicada este mes, al ser preguntado por el éxito en taquilla de cineastas como Amenabar, Balagueró o J.A. Bayona y su orfanato. Mención especial merece este último, pues solamente en su primer fin de semana recaudó la friolera de 6 millones de euros, convirtiéndose en el segundo estreno más taquillero de la historia del cine cañí. Por si esto fuera poco, en dos días en cartelera El Orfanato ha recaudado más que todo el cine español en 2007, datos que invitan a la reflexión con una doble lectura, una noticia buena y una mala, como en los chistes.

Empecemos con la buena. El público español no da la espalda al cine de género y acude en masa a las salas sin ningún prejuicio por tratarse de una película “de miedo”. Buena noticia y más aún tratándose de una ópera prima, de un debutante como Bayona que ha empezado desde abajo (diría que incluso desde los infiernos, dirigiendo incluso videoclips de Camela) y no de “los de siempre” que viven a costa de las subvenciones.

Ahora viene la mala noticia y es que, a mi gusto, los espectadores no han respondido porque les guste el cine de género, sino porque esta película se ha sabido promocionar correctamente. Saber venderse lo es todo para sobrevivir en el panorama actual y la nula promoción es una de las asignaturas pendientes (una más). Sólo así se explica que mucha gente se haya perdido la más que recomendable Bosque de sombras porque ni siquiera ha oído hablar de ella y, sin embargo, si ha visto a Belén Rueda pasearse por todas las televisiones promocionando El Orfanato, por no hablar de la campaña realizada de Telecinco.

¿A dónde quiero llegar con esto? Muy sencillo, en España el único requisito para un film funcione o fracasé está en su promoción, no es el criterio del público él que dicta sentencia. ¿Y por qué no es el público quién decide? Más fácil aún, por su ignorancia supina. No voy a ser yo quien descubra ahora que en España (a diferencia de Francia, por ejemplo) no hay cultura cinematográfica, sino televisiva. Los actores de teleseries son mayor reclamo que los curtidos en el cine y las referencias a títulos de culto pasan totalmente desapercibidas para el gran público. Si preguntas a un español medio por su película de terror favorita (como diría el asesino de Scream) te responderá que El Exorcista o Psicosis, seguro. Y ya si le preguntas que te diga títulos de películas de terror, malamente llegará a la docena.
Esa ignorancia es la que impide que aprecien los continuos fusilamientos (u homenajes a lo De Palma) a Viernes 13, Poltergeist, Una vuelta de tuerca, Scanners (...y podría seguir) que hay en “El Orfanato”.

Tópica y previsible para los curtidos en el género, accesible y vistosa para el resto de los mortales, que son los que van a ver películas españolas al cine los viernes por la noche con la novia. Los mismos que cuando abandonan la sala están maravillados por la originalidad de El Orfanato y satisfechos por la cantidad de sustos que se han llevado.A sus 75 años, Jess Franco acierta plenamente en su radiografía del cine patrio. ¿Necesita el cine de terror español una vuelta de tuerca?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Coincido plenamente con la opinión de Jess y por ende la de B. El cine cañí necesita no una, sino una docena de vueltas de tuerca para acercarse a aquello que los aficionados al fantaterror esperamos. Desde siempre, como dice el bueno de Blas Delpi Tofuera, los francotiradores hispanos se han dedicado a plagiar a diestro y siniestro producciones en su momento de moda - las producciones "Universal", el "slasher", el "giallo", las "monster-movies", etc. -. A pesar de su escasa originalidad, aquellas cintas de los Ossorio, Piquer Simon, Naschy y compañía tenían un inconfundiblo y bizarro tufillo ibérico que las hacía peculiarmente exóticas al público exógeno y entrañablemente "naif" dentro de las fronteras de la piel del toro. Me viene a la cabeza aquella sentencia del levantador de piedras en "Los ojos azules de la muñeca rota" cuando, tras llegar a un mesón puramente castellano, pide al camarero un vaso de vino y un bocadillo de queso. Más castizo imposible el bueno de Jacinto.

Pues sí señor, arrastrado y por qué no decirlo, con cierta curiosidad, acudí al cine a presenciar la nombrada película de Bayona. Hay que decir que la película lo tiene todo para gustar al público más amplio. Efectivamente, y a excepción de un criajo llorón que se acurrucaba en el regazo de su mami las tres cuartas partes del metraje con poco más de diez añazos (¡ay madre, cuando otros ya nos habíamos curtido con "Texas Chainsaw Massacre" a edades más tiernas y a la hora de la cena!), a la gente solo le faltó aplaudir, (pues se hizo un leve amago al aparecer los créditos).

La producción de Bayona tiene sus aciertos: realizada de manera impecable y sumamente correcta en lo narrativo y lo visual, sorprende con algunos sustos (me quedo con la única escena "gore" en que el supuesto cadáver agarra a la Rueda por un brazo con la mandíbula cercenada), una ambientación bastante cuidada y secuencias bien realizadas a fin de mantener la tensión en las butacas. Pero carece de cualquier viso de originalidad. El espectador mínimamente avezado es capaz de prever cada giro de guión un cuarto de hora antes de que se produzca, y el final de la historia a mitad de la proyección. Por supuesto, carece por completo de ese espítitu autóctono que distinguía las producciones de los 60, 70 y 80. No obstante, me alegro de que una película de género haya triunfado dentro del país y constituya un ejemplo perfectamente exportable al exterior, ya que de seguir en esta línea (esperemos que se animen los productores a trabajar en este camino) es bastante probable que mejore el panorama, lo cual no es muy complicado, y cada vez se hagan más y más cosas, y con ellas, nuevas ideas que quién sabe, quizás logren insuflar oxígeno y transferir sangre nueva (nunca mejor dicho) al cine español en general y al fantástico en particular.