lunes, 5 de enero de 2009

VAMPIROS MUY CASTOS

Mal que nos pese a muchos, Crepúsculo ha sido el fenómeno del recién finalizado 2008. Tanto en su vertiente literario como cinematográfica. Un bestseller escrito por Catherine Hardwicke, ilustre mormona, cuyo mayor logro (y despropósito) es contar una historia de vampiros capaz de encandilar a los seguidores de Hanna Montana y los Jonas Brothers. Toda una contradicción porque, si algo ha caracterizado al subgénero de los chupasangres desde el Drácula de Browning al de Coppola, es el erotismo. Una de vampiros sin componente erótico, más o menos explícito, pierde todo e interés. Nada de mordiscear cuellos con connotaciones sexuales, ni de utilizar sus dotes de seducciones para alcanzar fines siniestros... estos vampiros que parecen escapados de la planta joven de El Corte Inglés sacian su sed de mal bebiendo sangre de animales, recitan poesias más cursis que una canción de OBK y son castos. Muy castos.



Basta ya de pseudovampiros con acné que viven atormentados sus días de instituto. Prefiero su antitesis: vampiras lesbianas huyendo de cazadores ultraviolentos. Eso es lo que ofrece Lesbian Vampire Killers, aunque no tendrá el éxito de Crepúsculo. Ni falta que hace.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jess Franco, ese si que hace buenas pelis de vampiros. Mericidísimo su Goya Honorífico! Un Oscar ya!